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lunes, 18 de febrero de 2019

MICROBIOTA Y DEPRESIÓN

Identifican bacterias intestinales que se asocian con la salud mental y emocional, y descubren que en la microbiota de las personas con depresión la presencia de dos bacterias es significativamente más reducida.









Muchos expertos hablan del intestino como de un 'segundo cerebro', y ahora un nuevo estudio publicado en Nature Microbiology parece que ratifica esta afirmación. Se trata de la primera investigación a nivel poblacional que analiza la relación entre el microbioma intestinal –el genoma de la microbiota– y la salud mental, y ha sido realizada por científicos del VIB y la Universidad de Lovaina, en Bélgica.
Los investigadores identificaron grupos específicos de microorganismos presentes en la microbiota intestinal –el conjunto de bacterias y otros microorganismos que conviven en esta zona– que afectaban positiva o negativamente a la salud mental, y descubrieron que dos géneros bacterianos, Coprococcus Dialister, prácticamente habían desaparecido en las personas con depresión, independientemente de los fármacos antidepresivos que estuviesen tomando.
Para el estudio, los investigadores combinaron los datos del microbioma de muestras de heces, con los diagnósticos de depresión de 1.054 personas que participan en el Proyecto Flamenco de la Flora Intestinal.

Trastornos digestivos y mentales, relacionados

Según los investigadores, la teoría de que los metabolitos producidos por los microbios que se encuentran en el intestino pueden interactuar con el cerebro y, por lo tanto, influir en el bienestar emocional y el comportamiento, se ha estudiado en modelos animales, pero en humanos la investigación está más retrasada. No obstante, es frecuente que las personas con alteraciones gastrointestinales, como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), padezcan también problemas de ansiedad o depresión, y que las patologías mentales y digestivas vayan de la mano.
Los investigadores de la universidad belga crearon una técnica computacional para identificar las bacterias intestinales que podrían establecer conexiones con el sistema nervioso humano, y así hallaron que algunas especies bacterianas pueden producir o descomponer moléculas que interactúan con el sistema nervioso. Para ello, analizaron el genoma de unas 500 bacterias presentes en las muestras fecales y descubrieron que algunas son capaces de sintetizar moléculas relacionadas con la depresión. Por ejemplo, encontraron que la capacidad de algunos microorganismos para producir DOPAC, uno de los metabolitos de la dopamina, se relacionaba con un estado mental más sano.
No obstante, hay que tener presente que estos hallazgos se han realizado utilizando analítica bioinformática, y que ahora deberán confirmarse con otras investigaciones, pero contribuirán al desarrollo de nuevos estudios que analicen la influencia de la microbiota intestinal en el cerebro.

Artículo de Caridad Ruiz publicado en webconsultas

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