Cómo comprar
verdura
¡Al rico tomate!, ¡Qué
frescas están hoy las judías!, ¡Compren champiñones, recién sacados de la
tierra!, así podría seguir gran parte del artículo, porque las fruterías de los
mercados de barrio, tienen algo especial. El género se cuida y se coloca como si
fuera único y valioso. Sólo se elige lo mejor y, por eso, si quieres algo
específico, ten por seguro que te darán lo que más se ajuste a tu bolsillo y a
tus necesidades, y además, seguro que te llevas un chiste, un piropo o un
comentario gracioso ¡gratis! Así es la vida de barrio.
Es verdad que mucha
gente, especialmente los jóvenes, no están acostumbrados a comprar en estos
puestos y les puede dar cierta vergüenza, pero es cuestión de ir un par de
veces y observar lo que hace la gente, seguro que repetís.
Otra opción, igual de
buena es comprar en un supermercado o gran superficie. Es más impersonal, pero
tiene la ventaja de que podrás elegir las verduras a tu gusto, mirar con
tranquilidad y comparar sin presiones. Miras, tocas, lo metes en la bolsa, te
lo pesan, le ponen el precio y a otra cosa, mariposa. También es cierto que
para la gente que vive sola, o la que no es muy dada a tomar verduras (que no
me entere yo…) es más fácil este sistema, ya que se puede elegir una unidad o
dos, sin que te miren como si fueras un bicho raro.
Elige las
verduras de temporada
Esto es un dato
importante, ya que ahora con la mecanización de la industria es fácil encontrar tomates en enero o acelgas en junio, pero a no ser que quieras que tu bolsillo
grite de desesperación cada vez que vas a comprar, ten en cuenta las ventajas
de las verduras de temporada:
·
Su forma de cultivo ha sido la natural, es decir, desde la tierra y con la
luz del sol no en invernadero y bajo condiciones artificiales.
·
Tienen más vitaminas y minerales y, por lo tanto, más antioxidantes,
propiedades muy beneficiosas para el organismo al evitar el envejecimiento
prematuro de nuestras células y promover su juventud.
·
Son más baratas. Esto es porque no se necesitan gastos extras de transporte
o cultivo para obtenerlas.
·
Ayudas al agricultor local y a la riqueza de tu localidad. ¿Por qué gastar
dinero y tiempo en traer un alimento fuera de temporada cuando nuestra tierra y
clima local nos ofrece otros
Fíjate en el
aspecto de la verdura
A la hora de acudir a
comprarlas, es fundamental que nos fijemos en su pinta, en el aspecto externo
que nos entra por los ojos. Para ello, fíjate en que:
·
Los productos deben venderse enteros, sanos, limpios, sin humedad, olores,
colores o sabores extraños.
·
En las verduras que tengan hojas (puerros, lechugas,
espinacas, alcachofas, acelgas…) evita las que estén amarillentas, blandas o
las que tienen hojas rotas. Piensa en las hojas de una planta cualquiera y cómo
te gustaría que estuviesen, tiernas, intactas y de color verde uniforme y
brillante.
·
Las más blandas, tipo berenjena,
remolacha o tomate, deben ser pesadas y tener la piel
lisa y sin defectos. No aceptes los géneros que estén demasiado blandos, con
partes hendidas o con manchas marrón oscuro en la piel.
·
Las que son más duras como el calabacín, el
pepino, la zanahoria o las patatas deben tener la piel firme, sin magulladuras
y con un color vivo. Rechaza las que tengan cortes, arrugas, los extremos
marchitos o demasiados brotes. En el caso de los espárragos, tienen que tener
las puntas cerradas y las yemas compactas, su tallo debe ser tierno y de color
verde brillante. No compres los que tienen las puntas abiertas o extendidas o
los tallos con estrías o con tierra entre las escamas del tallo.
·
Las que tienen flores, como la coliflor, el
repollo o el brócoli, éstas deben ser pequeñas y compactas (que no estén muy
abiertas). Su tallo no debe ser demasiado grueso o duro. Si tienen manchas,
partes blandas o acuosas, deséchalas.
Cómo conservar
las verduras en casa
Sabemos que no es fácil
conservar durante mucho tiempo las hortalizas al tratarse de alimentos muy
perecederos, pero si quieres aumentar el tiempo de conservación, aquí tienes
unos trucos muy valiosos:
·
Parece obvio, pero no compres más de lo necesario. Limítate a la lista
que has hecho en casa y no te dejes tentar. No hay nada peor, que tener que
tirar alimentos sin tocar porque se han estropeado.
·
Si has comprado verduras sueltas y te las han puesto en una bolsa o ya
vienen en un envoltorio de plástico, al llegar a casa, perfora la bolsa o sácalos para que no se condense la humedad y
puedan seguir respirando; recuerda que son seres vivos.
·
Al contrario que muchas de las plantas que tienes por casa, las verduras no necesitan la luz para mantenerse. Guárdalas en un lugar
fresco, pero no muy frío, esto es en la parte más baja de la nevera o en los
cajones y alejados de la luz. Así te pueden aguantar entre cuatro días y una
semana.
·
¡Las verduras se pueden congelar! Si haces bien el proceso, sus nutrientes permanecerán y podrás
aprovecharlas hasta seis o doce meses después, según el tipo de verdura. Las
más adecuados para congelar son: las zanahorias, las coles de Bruselas, los
espárragos, las alcachofas y las espinacas. Primero, límpialas bien, elimina
las partes que no sean comestibles, trocéalas, escáldalas sumergiéndolas en
agua hirviendo y escúrrelas bien. Para descongelarlas, cocínalas sin
descongelar y con poco agua para que no pierdan sus nutrientes. Puedes hacerlas
al vapor, a la plancha o al microondas.
Otras formas de
consumir verdura
No todo es arrancarlas
del suelo y comérselas tras limpiarlas (es un decir), hay otras maneras de
consumir la verdura:
·
Encurtidas: con este nombre tan extraño no es raro que no las reconozcas, pero seguro
que las has tomado más de una vez. Son aquellas verduras que se conservan en
vinagre y sal, por ejemplo, los pepinillos, mazorcas o cebolletas. ¿A qué ahora
sí te suenan?
·
En conserva (mejor en vidrio): son verduras que ya han sido cocidas previamente a altas temperaturas, por
lo que puedes tomarlas sin necesidad de cocinado, sólo calentar y listo. Si te
sobran, guárdalas en la nevera y sumergidas en el líquido donde vienen. Eso sí,
evita las latas hinchadas, rotas, abolladas o con mal olor o sabor.
·
Verduras de cuarta gama: no vienen de la tercera dimensión ni nada por el estilo. Se denominan así a
las hortalizas que ya vienen preparadas para nuestro consumo, es decir,
aquellas que han sido limpiadas, lavadas, peladas, cortadas y envasadas. Por
ejemplo, las famosas bolsas de lechugas, espinacas o bandejas de zanahorias,
puerros, apio, champiñones, etcétera. Su conservación en la bolsa viene
determinada al eliminar el oxígeno e introducir nitrógeno. Una vez abiertas, no
durarán mucho al perder este novedoso método de conservación, consérvalas en
frío y tómalas lo antes posible.
Fuente: Adriana Hernandez en webconsultas
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