Entre la tristeza y la depresión hay una delgada línea que hay que conocer para saber qué hacer y cuándo derivar. No es lo mismo estar cansado, apenado o apático cuando hay un motivo que estar sumido en una tristeza profunda, duradera y sin causa. Para los trastornos del ánimo leves las plantas medicinales pueden ser una gran ayuda.
El síndrome depresivo y la tristeza están separadas por una delgada línea y pasar de un estado a otro, en ocasiones, es cuestión de un paso. Como explicó Miguel Alfonso García Escudero, psiquiatra en el Hospital General Universitario de Elche (Alicante) durante el último congreso de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), celebrado en Alicante, “tener un bajón o un mal día, estar cansado, pasar por un duelo o sentirse triste con motivos” no es tener depresión. “La tristeza no patológica –añade– aparece por una causa y tiene una duración y una intensidad acorde con lo que lo ha desencadenado, y no impide funcionar ni seguir con el ritmo de vida cotidiano; además, tiende a disminuir con el tiempo cuando se empieza a afrontar la situación”.
En el otro extremo se sitúa la tristeza patológica, que es “injustificada, pues quien la sufre no acierta a decir la razón que la provoca, es más intensa y duradera de lo que cabría esperar y es incapacitante”. El experto señaló que la depresión va más allá de la tristeza, puesto que está acompañada de otros síntomas psíquicos, como “la apatía (falta de interés y motivación) e incluso, en los casos más graves, la anedonia (la persona no disfruta con nada) y la abulia (falta de voluntad o de energía para hacer algo o para moverse)”.
A este cuadro hay que añadir otras emociones como el miedo, el acobardamiento y la indecisión ante problemas e incomodidad general, irritabilidad, malhumor, ganas de llorar sin motivo, agitación o inhibición psicomotriz, aislamiento, conductas antisociales y suicidas…
En cuanto a los síntomas físicos, el psiquiatra mencionó la pérdida de apetito, alteraciones del sueño, astenia, fatigabilidad, dolores sin motivo aparente…”.
Hecha esta distinción, García Escudero recomendó a los farmacéuticos comunitarios estar alerta ante los signos de alarma para derivar si hay sospecha de síndrome depresivo. Así, cuando esos sentimientos “interfieren en la vida social, laboral y familiar del paciente y cuanto más síntomas tenga” hay que remitir al médico. La misma actitud hay que adoptar si hay antecedentes de enfermedad psiquiátrica.
Recursos naturales
María José Alonso, farmacéutica comunitaria en Barcelona y diplomada en Fitoterapia por la Universidad de Montpellier (Francia), afirmó durante su intervención en el congreso de Sefac, que las plantas medicinales “son la herramienta con la que cuenta la farmacia para abordar los trastornos del ánimo más leves”.
Y para recomendar una u otra y “dar un consejo eficaz, seguro e individualizado” insistió en que “hay que conocer bien los mecanismos de acción” de cada una de ellas. Así, las plantas indicadas en estos casos “pueden actuar mediante alguno de los siguientes mecanismos: porque disminuyen los niveles de cortisol anormalmente elevados; ayudan a la recuperación de niveles de ciertos neurotransmisores (como la serotonina, la dopamina y las endorfinas); por inhibición de la recaptación de neurotransmisores (serotononia, dopamina, noradrenalina), o porque regulan los niveles de BDNF (factor neurotrófico derivado de cerebro) y/o regulación positiva de nuerotrofinas”.
De las plantas que están indicadas para mejorar los trastornos del ánimo, Alonso destacó el azafrán, la rhodiola, el hipérico y la esquisandra.
Sobre el azafrán, subrayó que hay evidencia científica sobre su eficacia. Así, según Alonso, estudios in vivo e in vitro realizados en ratones demuestran que esta planta disminuye los niveles de cortisol cuando están elevados e inhiben la recaptación de serotonina, noradrenalina y dopamina. Además, tiene acción antiinflamatoria y antioxidante. “El azafrán –añade– se recomienda en personas sanas con bajo estado de ánimo y es ideal porque no provoca alteraciones hematológicas ni bioquímicas”. Eso sí, está desaconsejado en embarazadas.
En cuanto a la rhodiola, la experta en Fitoterapia afirmó que actúa sobre las sustancias adaptógena, que, “como su nombre indica, ayudan al organismo a adaptarse a los periodos de estrés físico o mental y actúan en los neurotransmisores”. Según Alonso, la Agencia Europa de Medicamentos (EMA) la recomienda para combatir los síntomas de astenia, fatiga y debilidad. Ahora bien, la misma agencia hace hincapié en que si el cuadro dura más de dos semanas hay que ir al médico. Sobre su seguridad, Alonso la califica como “buena”, no obstante tampoco está recomendada durante el embarazo, la lactancia ni en niños.
Respecto a la esquisandra, una planta “muy de moda”, según Alonso, es “muy usada en la medicina tradicional china para tratar los problemas de trastornos del ánimo”. Existen estudios científicos publicados que avalan su eficacia, sin embargo “el 90 por ciento están en chino, por ello la EMA no ha editado aún la correspondiente monografía como ya tienen otras plantas medicinales. Así, las autoridades europeas están a la espera de que se realicen las traducciones. A esto hay que añadir que las investigaciones se han llevado a cabo sólo en ratas, pero no en humanos.
La falta de evidencia científica no es un problema que afecta al hipérico, pues es una de las plantas más estudiadas; de hecho, “hay más de cincuenta ensayos clínicos centrados en ella”, apuntó Alonso. Sin embargo, también está “muy estigmatizada por sus efectos indeseados. Y es que, puede disminuir el efecto de ciertos anticonceptivos orales e interactúa con los anestésicos”.
Además de las plantas, Alonso no se olvida de la acción de ciertos nutrientes que puede contribuir a mejorar el estado de ánimo, como el magnesio, la vitamina 6 y los triptófanos.
Consejos desde el mostrador
Consciente del peso de la fitoterapia, Sonia Sáenz de Buruaga, farmacéutica comunitaria en Bilbao, tiene en su botica una sección dedicada a esta categoría. Así “las baldas están organizadas por productos para el insomnio, los trastornos del sueño, la astenia, la ansiedad, el estrés…”, explicó en el marco del congreso de Sefac. Además, se ha encargado de formar a su equipo en patologías, síntomas y productos para poder ofrecer el mejor consejo farmacéutico.
Para Sáenz de Buruaga es necesario saber cuáles son las fuentes de información de referencia en este campo a las que acudir para resolver cualquier duda o confirmar algún dato. En su opinión, las que tienen más prestigio (en español) son:Medinteract (www.medinteract.net) y fitoterapia.net.
La primera es una completa base de datos que recoge las interacciones entre principios activos, medicamentos y plantas medicinales debido a su amplia utilización en la terapéutica actual. Además, clasifica las interacciones según su importancia clínica y la documentación disponible.
La segunda es el “abc de las plantas medicinales”, dijo, y permite hacer búsquedas por nombre popular o científico.
Otra fuente de referencia es la Base de Datos Española de Composición de Alimentos (http://www.bedca.net/), “que permite el estudio nutricional de poblaciones, aporta información sobre el etiquetado nutricional y alegaciones nutricionales y de salud de los alimentos”.
El equipo de la oficina de farmacia de Sáenz de Buruaga trabajan con protocolos de actuación, en los que no falta preguntar al paciente, con el fin de detectar síntomas de alarma. ” Si es adecuado recomendamos fitoterapia o un complemento alimenticio y medidas higienicosanitarias y si no notan mejoría en dos semanas siguientes derivamos al médico”.
Artículo de Gema Suárez Mellado
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